diumenge, 4 de gener del 2009

AUSTRALIA


Una buena amiga mía cree que el mundo se divide entre la gente a quien le gustó Moulin Rouge y la gente a quien no. Evidentemente (evidencia para todo aquel que me conozca), yo soy del grupo fan del musical sobre el emblemático cabaret parisino. Creo que, más allá que te gusten o no los musicales o las historias de amor, la película del australiano Baz Luhrmann tiene un sentido del ritmo y una fotografía dignos de admirar. Puede no gustarte lo que ves, pero la técnica y la teoría, al menos, debes alabarlas como se merecen y en Moluin Rouge (2001) ambas demuestran que el director de Romeo & Julieta (1996) posee un gran dominio de la narración cinematográfica; sabe mantener el ritmo y el interés hasta el final con una estructura ordenada, clara y precisa.

Ésta es la segunda gran producción en que dirige a Nicole Kidman (recordemos, entre medio, el anuncio que rodaron juntos para Chanel) y, para no llevarme más chascos, decidí que no iba a poner expectativas en el nuevo film de Luhrmann. Total, una gran producción con sobredosis de promoción más que no vale lo que parece. Así que me sorprendí muy gratamente al ver qué era esa peli por la que no había mostrado el más mínimo interés.

Desde hace un tiempo Nicole Kidman me produce más aversión que otra cosa. Aunque creo que en esta película hace un papel que le va que ni pintado. Los demás personajes también están muy bien representados por los actores que les dan vida, sobre todo el de Hugh Hackman, el perfecto australiano nada dandi, aunque muy dandee... para mí el perfecto nuevo tough guy de moda (que apunten a los que convence Shia).

Y la película en sí es larga pero tiene una curiosa estructura que permite verla como en dos partes casi independientes, que permite una mezcla de géneros que hacen la película mucho más ligera: aventuras, romántica, cómica... Aunque haya mucho dinero en ella, la pretensión no es tan exagerada como se podría esperar, así que al principio se toma a ella misma poco en serio, pretendiendo dejar claro que se trata de cine familiar que busca ofrecer la historia de una inglesa en una tierra y un entorno desconocido para ella. Podríamos decir que se trata de las Memorias de África (Out of Africa, Sydeny Pollack, 1985) del siglo XXI, con el interesante tema aborigen y enmarcada en unas muy bellas tierras australianas, esta vez. Se trata de fisgonear de cómo lleva la señora su adaptación a una tierra de ganaderos. Polvo y peleas, mejor dicho. Pero a partir de aquí la película va mutando en diferentes géneros. Podríamos decir que se convierte en una mezcla entre El Mago de Oz, Océnaos de Fuego, Pearl Harbour y Un indio en Nueva York.

Se podría decir que la peli es buena, y no sé hasta qué punto sería cierto o no. No creo que ahora mismo sea objetiva al respecto. Pero lo que sí me atrevo a decir es que vale lo que pagas por ella, porque es entretenida y no se hace pesada (pese a durar 2h.30'). Así que para aquellos a los que no les gusta que les estafen haciéndoles pagar por ver Sahara (Breck Eisner, 2005) (qué crueldad, criticar una peli que ni siquiera has visto) , podéis estar tranquilos con Australia.